jueves, 6 de noviembre de 2014

Tatiana Goransky













-La última mentira que dijiste.

-En Medellín, cuando te dije que te entregaba este cuestionario ni bien llegaba de viaje.(Cuatro semanas después... aquí está).
      
-¿Cómo llegás al momento de sentarte a escribir? ¿Algún ritual u obsesión?

¡Llego como puedo! Aunque en realidad nunca escribí nada bajo los efectos del alcohol y mirá que soy de tomar más de una copita.
Con respecto a los rituales, fueron cambiando con los años. Al no quedar ninguno fijo, debería contestarte que no los tengo. El tema con la obsesión es otro, lo vuelco por completo en mis textos, nunca antes de comenzar.
      
-¿Golpes de inspiración o trabajo constante?

Trabajo constante y esos dos o tres días al año en dónde aparece ese personaje, ese ambiente, esa historia con la que te querés casar.

-¿Durante ese proceso, imaginás un lector? ¿Es alguien definido?

-Cuando escribía columnas, sí. Para mis novelas, no. Achicarían el universo textual y trato de que suceda exactamente lo contrario.
      
-¿Qué otras actividades te inspiran?

Es una lista a la que por suerte, todavía, no le encontré límite. Si hay algo que me interesa, voy y trato de hacerlo. Si me sale bien o mal, no importa. La parte de investigación es ni más ni menos que la aventura misma. Y, para mí, sin aventura no hay relato. De cualquier manera, si preferís una respuesta que tenga que ver más con las influencias que con la inspiración, te puedo decir que el cine me puso a escribir más de una vez.
      
-¿Sentís que tu escritura evoluciona o se modifica con el tiempo?

-Espero que sí, que se modifique. Sentir que escribo lo mismo una y otra vez me deprimiría mucho. Pero no es casual. En mi caso es un trabajo que hago cada vez que me planto ante un nuevo libro. Creo que no repetirse es uno de los desafíos más grandes de nuestro oficio.
      
-¿Tenés alguna idea postergada por sentir que te faltan herramientas?

-Siempre. Ahora mismo estoy escribiendo un texto que se llama “La Desinteligencia”, espero no demorarme demasiado. La desinteligencia me atrapa día a día. Por eso estoy volviendo a leer sobre música, matemática, física, todas cosas que representen un desafío durante el acto mismo de la lectura. Diccionario en mano, comprensión por contexto... estoy casi como en la primaria.
      
-¿Cómo es tu experiencia con los editores y el proceso de publicación?

-Es un tema difícil. Soy de las románticas que esperan encontrar un novio para el texto. Es común toparse con buenos correctores. Hombres y mujeres que son excelentes a la hora de pulir, pero que no necesariamente logran explotar todas las potencialidades del relato. Si tengo que dar nombres, te diría que mi experiencia con Ricardo Romero en “Don del Agua”, me confirmó que están allá afuera, que existen y que hay que encontrarlos.
      
-¿Qué es un buen editor?

-Ante todo un buen lector. Alguien que logra  ver en un texto cosas que el escritor pasó por alto o ni siquiera imaginó. Alguien que está lleno de preguntas, que te inquieta, que te hace volver al abismo una y otra vez. Un buen editor también te tranquiliza, pero nunca a costa de que te abandones, bajes los brazos y te contentes con publicar algo mediocre.
      
-¿Cómo se escribe hoy? ¿Las redes sociales modificaron la manera en que se piensa?

-No quiero generalizar. Se escribe de tantas maneras como escritores existen. Trabajé muchos años en revistas y sé que se puede “crear tendencia” con un solo titular. Así que aquí me planto. Con respecto a las redes sociales solo me quedo en la obviedad: exacerban las ganas de muchos escritores de publicar antes de escribir.
      
-¿Con qué criterios define la crítica cuáles autores son importantes?

-El día que los comprenda, abandono. Temo termine urdiendo fórmulas para convertirme en un autor importante y me olvide de todo lo que amo.

-El último libro que te haya sorprendido.

-“La caravana de Gardel”, de Fernando Cruz Kronfly. Tal vez por tratar un tema que me apasiona, tal vez por su construcción tanguera repleta de modismos. Tal vez porque leído en voz alta es como recitar la letra de un larguísimo tango. "Los restos mortales" de Hugo Salas. Un libro al que quise renunciar en cada página y cada página no me dejó.

-Un contemporáneo al que admires profundamente, en secreto.

-Prefiero que siga siendo un secreto. A veces, cuando uno se sumerge de lleno en el mundo de otro autor, quiere pensar (al menos por un segundo) que lo transita solo.
      
-¿Cómo es tu relación con el dinero?

-Poco realista.

-¿Y con el tiempo? ¿Cuánto se resigna para escribir, digamos, “profesionalmente”?

-Después de ser madre cambió mi respuesta a esta pregunta. Ahora, el tiempo lo fabricamos entre todos.
      
-¿Imaginás cómo te perciben tus pares? ¿Y el que te lee? ¿Es lo mismo?

-A veces tu pares no te leen y piensan que conocen tus textos por tu manera de desenvolverte en la vida. La confusión entre persona y personaje es muy común. A mí también me pasa, pero trato de combatirlo promoviendo el intercambio de libros. El resto del tiempo, prefiero concentrarme en la escritura y encontrarme con mis colegas en los espacios de lectura y presentaciones, que tantas alegrías nos dan. Hace unas semanas, durante uno de esos encuentros, una escritora muy agradable vino a decirme que ya ni siquiera se puede escribir en primera persona. Las dos nos reímos. Ninguna va a dejar de hacerlo, pero tener que defender un personaje en primera, es ridículo.
Con respecto a los lectores que no escriben, tengo algunas ideas (de cómo me perciben)  por los mail o hasta las cartas que me han llegado. Por suerte, todas muy diferentes.
      
-¿Qué te angustia?

-La gente que se empeña en repetir la frase “El que mucho abarca, poco aprieta”.

-El mejor consejo que te dieron.

-Que desoiga a los que repiten la frase “El que mucho abarca, poco aprieta” . Que siga abarcando todas las disciplinas que me hagan feliz y me permitan seguir escribiendo/////.


Foto: Belen Fasulis


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TATIANA GORANSKY

Nació en Buenos Aires en 1977, es escritora y cantante de jazz. 
Se recibió de dramaturga en la Escuela Municipal de Arte Dramático y estudió la carrera de Letras en la Universidad de Buenos Aires.

Comenzó trabajando para Uol, en su sección Uolsex, redactando reseñas de películas pornográficas y libros eróticos. En el 2005 se publicó su primera novela, Lulúpe María T (Símurg). En el 2008 ¿Quién mató a la Cantante de Jazz? (Tantalia). En el 2010 Don del agua (Gárgola). En el 2013 “Ball Boy” (Milena Caserola, El Octavo Loco) y se reeditó ¿Quién mató a la Cantante de Jazz? en formato de Ebook (Suburbano Ediciones, Estados Unidos). Participó en las antologías La Condición Pornográfica (El Cuervo, Bolivia, 2011) y Ficciones Súbitas (Ediciones De Aquí a la Vuelta, Argentina, 2014).

Escribió la columna Séxodo (2000/2013) y colaboró con las revistas El Interpretador, Los Noveles, Lugares, El Planeta Urbano, Bacanal, Gabo, Contraseñas, Aerolíneas Argentinas, BA Mag, Agasex España y Suite.

Este año se volvió a publicar su policial ¿Quién mató a la Cantante de Jazz?, esta vez por el sello marplatense Ediciones Letra Sudaca. Activa en el circuito de festivales policiales, ha participado del “Buenos Aires Negra” (BAN), el “Festival Azabache” y  “Medellín Negro”.

El 7 de noviembre, a las 19.00hs, se presentará en la “Feria del Libro de Mar de Plata”.

En febrero participará del “BCNegra”, para presentar la edición española de ¿Quién mató a la Cantante de Jazz? (Cazador de Ratas, 2015).








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