-La última mentira que dijiste.
-Hace poco dije que no había leído un libro de un autor joven para no
tener que responder
que me había parecido muy aburrido.
-¿Cómo llegás al momento de sentarte a escribir?
¿Algún ritual u obsesión?
-Todos nos masturbamos frente a nuestras pantallas. Aparte yo escucho
composiciones para piano. Scriabin, Schubert, Schönberg, Mozart, incluso Haydn.
-¿Golpes de inspiración o trabajo constante?
-Ambos.
-¿Durante ese proceso, imaginás un lector? ¿Es
alguien definido?
-Escribo a conciencia primero para la redacción de la RevistaPaco.com
y luego para sus
lectores.
-¿Qué otras actividades te inspiran?
-Mi inspira siempre lo que ponen Cristino Bogado e Ignacio Irulegui en
Facebook. La Unesco debería financiar esas cuentas.
-¿Sentís que tu escritura evoluciona o se
modifica con el tiempo?
-Sí, creo que voy escribiendo mejor y al mismo tiempo voy perdiendo
intensidad y fuerza. El odio y el amor son constantes.
-¿Tenés alguna idea postergada por sentir que te
faltan herramientas?
-No necesito sentir que me faltan herramientas para postergar. Es algo
que me sale naturalmente. Después esta ese dicho de Bresson: de más recursos
dispongo, menos hago rendir los que tengo.
-¿Cómo es tu experiencia con los editores y el
proceso de publicación?
-Si un editor no sabe leer es un imprentero. Hoy abundan. Pero incluso
los imprenteros pueden hacer buenos libros. Aunque, puta madre, es tan, tan
aburrido hablar con ellos en una presentación o alguno de los otros eventos del
mundo literario.
-¿Qué es un buen editor?
-Fernando Barrientos de El Cuervo, Bolivia, es un buen editor porque
es un lector que sabe hacer libros.
-¿Cómo se escribe hoy? ¿Las redes sociales
modificaron la manera en que se piensa?
-Las redes sociales modificaron la forma en la que se ama, se desea,
se fornica, ¿cómo no van a modificar la forma en que se piensa, ese detalle,
ese residuo mental?
-¿Con qué criterios define la crítica cuáles autores son importantes?
-¿Con qué criterios define la crítica cuáles autores son importantes?
-La crítica como institución no existe hoy. Los autores importantes
tampoco. Y en todo caso los define el dinero, la plutocracia, ese ano contra
natura llamado periodismo cultural, no la crítica.
-El último libro que te haya sorprendido.
-Critica della Vittima de Daniele Giglioli.
No hay traducción al español, pero habría que traducirlo ya.
-Un contemporáneo al que admires, en secreto.
-La admiración me resulta incómoda. Preferiría no admirar a nadie. Y
sin embargo lo hago. Admiro mucho a Pablo Gianera. Te admiro, Pablo. Ya no es
secreto.
-Complicada. ¿La de quién no?
-¿Y con el tiempo? ¿Cuánto se resigna para
escribir, digamos, “profesionalmente”?
-El tiempo para escribir lo encuentra cualquier analfabeto funcional.
Sobran ejemplos. Lo que hay que defender es el tiempo de lectura que es, a mí
criterio, mucho más vulnerable.
-¿Imaginás cómo te perciben tus pares? ¿Y el que
te lee? ¿Es lo mismo?
-Si Nicolás Mavrakis me dice que acerté en algo, me pongo contento.
-Tu top five. Vale todo.
-Argentina, Italia, Rumania, Rusia, Bolivia.
-¿Qué te angustia?
-El aburrimiento, la miseria conceptual, que se me corte Internet.
-El mejor consejo que te dieron.
-“Los errores existen. Hay que asumirlos y seguir.” Me lo dio mi
viejo. Que Dios lo bendiga/////.
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JUAN TERRANOVA
Nació a fines de 1975 en Buenos Aires. Es crítico de libros, ensayista
y narrador. Su próximo libro se titula Sexo, nazismo y astrología y va a
salir en breve por la editorial Punto de encuentro, dentro de la Colección
Federal de Literatura Contemporánea.
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