-La última mentira
que dijiste.
-“Nada. No me pasa
nada.”
-¿Cómo llegás al
momento de sentarte a escribir? ¿Algún ritual u obsesión?
-Preferiría
escribir de noche, a solas y en silencio. Pero termino escribiendo en el
colectivo, en el trabajo, en mi casa con el televisor encendido y sacando a los
gatos de arriba del teclado.
-¿Golpes de
inspiración o trabajo constante?
-La inspiración
siempre se me presenta inoportuna y pretenciosa. Por eso prefiero el trabajo. Sentarme
y escribir a latigazos.
-¿Durante ese
proceso, imaginás un lector? ¿Es alguien definido?
-Cuando escribo
nunca pienso en un lector. Generalmente, escribo sin pensar demasiado. En la
corrección, trato de desdoblarme y ver qué pensaría si estuviera leyendo ese texto,
pero escrito por otro. Hacia el final, pienso en dos o tres de mis más
desalmados amigos, que son los primeros lectores de mis textos.
-¿Qué otras
actividades te inspiran?
-Viajar en
colectivo, escuchar conversaciones ajenas, mirar fotos y arreglar las plantas.
-¿Sentís que tu
escritura evoluciona o se modifica con el tiempo?
-Trabajar por la
evolución de la escritura es una responsabilidad que me muerde los talones. Tengo
eso como horizonte y trato de avanzar en ese sentido.
-¿Tenés
alguna idea postergada por sentir que te faltan herramientas?
-Acumulo ideas
postergadas con las que hago experimentos. Los fracasos y las reescrituras son
parte de esa búsqueda de herramientas. Esos desafíos son lo que más disfruto
del proceso de escritura.
-¿Cómo es tu
experiencia con los editores y el proceso de publicación?
-No tengo
experiencia. Hasta ahora las ediciones vinieron de parte de amigos. La amistad
no impidió que fueran serios y precisos al momento de la corrección y edición. Les estoy completamente agradecida.
-¿Qué es un buen
editor?
-El que trabaja, lee,
corrige, transpira la camiseta y asume con responsabilidad su función en todo
el proceso de un libro. Esta definición vale para todo.
-¿Cómo se escribe
hoy? ¿Las redes sociales modificaron la manera en que se piensa?
-Siempre se
escribe en contexto, como cualquier práctica. Las redes sociales están ahí y
parecen empujar hacia a la inmediatez. Pero no sé si afectan directamente a la
forma de escribir o pensar. Adjudicarles tal influencia llevaría a desrresponsabilizar
al sujeto.
-¿Con qué
criterios define la crítica cuáles autores son importantes?
-No sé cuáles son
los criterios. No creo que sea una tarea fácil e intuyo, debe estar
influenciada por intereses ajenos a los del crítico. También la empatía, la amistad,
la envidia y los odios deben ser un abono posible. Pero estoy improvisando esta
respuesta.
-El último libro
que te haya sorprendido.
-Moscú 2042, de Vladímir Voinóvich. Lo
estoy leyendo de prestado, y me tienta robármelo.
-Un contemporáneo
al que admires profundamente, en secreto.
-Sería como esos
secretos que guardan las familias, que todos sospechan. Admiro a Ariel Bermani.
Por esa forma de enfrentarnos a situaciones y personajes desagradables sin
terminar de asquearnos, sin dejar de ser amable. Como anverso de eso, pienso en
Osvaldo Bossi. Podría decir que no entendía el amor antes de atravesar sus
textos.
-Tu top five. Vale
todo.
-(Pondré sólo
escritores con los que no tuve oportunidad de compartir una cerveza)
Levrero, Gandolfo,
Busqued, Pinedo, Blaisten.
-¿Cómo es tu
relación con el dinero?
-Es una relación tensa.
Suelo repetirme que la plata y va y viene, pero en verdad, siempre espero que
venga.
-¿Y con el tiempo?
¿Cuánto se resigna para escribir, digamos, “profesionalmente”?
-Trato de no
resignar, de elegir lo que hago en cada momento. De alguna forma, todo encuentra
su tiempo y espacio. Aceptar eso me salva y hace que no quiera matarme por
trabajar ocho horas en una oficina. La escritura como profesión la desconozco y
creo que para mí, funciona mejor de ese modo.
-¿Imaginás cómo te
perciben tus pares? ¿Y el que te lee? ¿Es lo mismo?
-No lo imagino y
prefiero ni intentarlo. Pienso la escritura como un artificio para espiar otros
escenarios, otros personajes. Intento estar ausente de forma voluntaria en los
textos, salvo como oficiante de engaño.
-¿Qué te angustia?
-La pregunta
anterior.
-El mejor consejo
que te dieron.
-"A partir de cierto punto no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar".
Parece que la frase es de kafka, pero no fue él quien me la dijo/////.
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PAULA BRECCIAROLI
Nací en Buenos Aires, en abril de 1976. Soy más narradora que poeta. Más psicoanalista que ilustradora. Cocinera y jardinera en igualdad de condiciones.
Publiqué "Vaca Vaca", por edición de autor en 2007, con formato de libro de ilustración.
En 2009, "Pequeño Ensayo Ilustrado" con ilustraciones de Pablo Rivas, por la editorial que inventamos y se llamó Bonny.Clide Ediciones de Mentira.
“Brasil” (novela) salió en 2011, por Editorial Conejos y en el mismo año, “Te traje bichos para que juegues” (poesía), por Textos Intrusos.
Participé de "9" Antología de cuentos, en 2013, editada por Textos Intrusos.
Formo parte de la Editorial Conejos.
Proyectos
Calculo que este año saldrá una antología en la que participo con algunos cuentos y terminaré una nueva novela.
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