miércoles, 22 de abril de 2015

Christian Broemmel





-La última mentira que dijiste.

-No sé si fue que creo en Dios o que no creo en Dios.

-¿Cómo llegás al momento de sentarte a escribir? ¿Algún ritual u obsesión?

-Mi mejor momento es por la mañana. Necesito estar aislado. Por lo general necesito tomar mate mientras escribo. A veces escucho Jimi Hendrix al palo pero casi nunca escucho música. Mientras pienso, antes de sentarme o entre párrafo y párrafo, a veces camino alrededor del departamento y hago rebotar una pelota de tenis.  Puedo escribir en un bar, a mano, si el bullicio a mi alrededor no se condensa en una conversación.

-¿Golpes de inspiración o trabajo constante?

-La inspiración y el trabajo son a la escritura como el espacio-tiempo es al universo. Están entrelazados de tal forma que la escritura es una con ambos.
El primer impulso, la primera idea, surge de manera espontánea, como un fogonazo. Después jugamos un juego de seducción. Ahora no te doy bola, vení solita a mí, ahora te busco y te trabajo. A toda hora, en cualquier lugar. Después planifico, nos casamos, hago una escaleta de todo lo que va a ocurrir de principio a final. Claro que le puedo ser infiel con otra en el camino, pero siempre vuelvo. Nunca me siento a escribir sin esto. No existe el temor a la página en blanco porque nunca la encaro sin algo ya que decirle. Por supuesto que después en el camino las cosas cambian, te sorprenden, te transforman, se improvisan, porque como con las personas, nunca llegás a conocerlas del todo.

-¿Durante ese proceso, imaginás un lector? ¿Es alguien definido?

-En todo caso el lector imaginario sería una criatura lovecraftniana informe y de múltiples rostros. Se me ocurre que imaginar un lector, sea o no alguien definido, es escribir ficción para otra ficción.

-¿Qué otras actividades te inspiran?

-Leer literatura, mitología, historia, periodismo, filosofía, chismes. Ver películas y series. Conocer gente. Vivir. Todo me inspira si me encuentra abierto.

-¿Sentís que tu escritura evoluciona o se modifica con el tiempo?

-Por suerte sí. Digo por suerte porque eso significa que está viva. Busco que así sea. Me aburriría escribir siempre igual, comprobar una fórmula y explotarla. Me gusta el riesgo. Además me gusta buscarle a cada historia una forma de contarla que sea para ella sola. Escribir es un viaje y disfruto conocer lugares nuevos.

-¿Tenés alguna idea postergada por sentir que te faltan herramientas?

-Tengo una novela pendiente para la que necesitaría construir ciertos tests psicológicos que me exceden.

-¿Cómo es tu experiencia con los editores y el proceso de publicación?

-Sin grandes sobresaltos y con aportes interesantes.

-¿Qué es un buen editor?

-Un buen editor es una criatura paradójica. Distante y comprometida. Temeraria y prudente.

-¿Cómo se escribe hoy? ¿Las redes sociales modificaron la manera en que se piensa?

-A Christian Broemmel le gusta tu pregunta.

¿Con qué criterios define la crítica cuáles autores son importantes?

-No existe la crítica. A lo sumo es un monstruo de mil cabezas, peleadas entre sí. Existen críticos y grupos de críticos con posiciones tomadas e intereses propios que alimentan su opinión. Algunos imponen su deber ser creyéndose importantes, pensando que esa importancia suya es un alimento sagrado que le pueden transmitir a los escritores que se circunscriben dentro de sus gustos o propósitos. Estos críticos son el triunfo de la debilidad, un mecanismo capitalista; son a la literatura lo que los alambres al campo: junta ganado. Prefiero los críticos que le saben ver al caballo lo salvaje; y lo aceptan, y lo alientan. Y los críticos humildes aunque seguros de sí mismos. Nunca le creo a nadie que me hable desde un deber ser de la literatura.

-El último libro que te haya sorprendido.

-Gracias de Pablo Katchadjian,  y Las redes invisibles, de Sebastián Robles. La Odisea nunca deja de sorprenderme.

-Un contemporáneo al que admires profundamente, en secreto.

-Tengo un problema con los ídolos. A este le arrancaría un brazo, de este otro me quedaría con la cabeza, de aquel me llevo un pie.

-Tu top five. Vale todo.

-No necesariamente en orden:
Los mitos griegos / la Odisea / el Tao Te Ching / el I Ching / las Odas y Epístolas de Horacio / el Walden, de Thoreau / El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad / Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola / Aguirre, la ira de Dios, de Werner Herzog / Los subterráneos, de Jack Kerouac / Ubik, de Philip K. Dick / Ficciones, de Jorge Luis Borges / El llano en llamas, de Juan Rulfo / Solaris, de Stanislav Lem / Las ciudades invisibles, de Italo Calvino / la pintura de Caspar David Friedrich / los blues / el fútbol / etc.

-¿Cómo es tu relación con el dinero?

-El dinero es una mujer posesiva. Una mujer a la cual no amo pero con la cual convivo. Trato de entrar lo menos posible en su juego.

-¿Y con el tiempo? ¿Cuánto se resigna para escribir, digamos, “profesionalmente”?

-El arte mira con justa desconfianza a la profesión. Eso por un lado. Por el otro, cuando yo trabajaba freelance tenía mucho tiempo para escribir y sin embargo no creo haberlo aprovechado bien. Ahora trabajo todo el día fijo en un lugar y escribo casi todas las mañanas antes de empezar.

-¿Imaginás cómo te perciben tus pares? ¿Y el que te lee? ¿Es lo mismo?

-Prefiero imaginar cómo se perciben a ellos mismos, eso le aporta más a mi escritura.

-¿Qué te angustia?

-No poder dedicarle más tiempo a la escritura, no poder vivir de escribir lo que me gusta, no poder leer todo lo que quisiera.

-El mejor consejo que te dieron.

-Me lo dio Horacio en el Siglo I, y dice algo así como: Al escribir sé juguetón como un sátiro e industrioso como un cíclope/////.


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CHRISTIAN BROEMMEL

Nació en 1972, en Buenos Aires. Es escritor y realizador audiovisual.

Publicó el libro de cuentos Luz negra (Pánico el pánico 2011).

Publicó cuentos en las antologías El amor y otros cuentos (Random House Mondadori 2011), Karaoke (Textos Intrusos 2012), Escribir después (Ed. Outsider 2012) y Nunca menos - Covers de la literatura argentina (Pánico el pánico 2013).

Es el editor de la sección de reseñas de la Revista No Retornable.

Es co-organizador del ciclo de lecturas y música No lo intenten en sus casas.

Colaboró con publicaciones en las revistas La Única (crónicas), Kundra (literatura) y Próxima (ciencia ficción).

Tiene una novela escrita a cuatro manos con C. Castagna y una nouvelle próximas a publicar.







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