Foto:
Irupé Tentorio.
–La última mentira que
dijiste.
–No me acuerdo, pero
una recurrente es: no puedo ir a tu ciclo/presentación/evento/etcétera porque
justo en esa fecha estoy de viaje.
–¿Cómo llegás al momento
de sentarte a escribir? ¿Algún ritual u obsesión?
–No. Pero escribo en
mi casa, no puedo escribir en cualquier parte, soy como una especie de
oficinista de la escritura. Tengo que estar en mi casa, con mi computadora y
sola. Tampoco puedo escribir con gente dando vueltas a mi alrededor, me
distraigo mucho.
–¿Golpes de inspiración o
trabajo constante?
–A veces aparecen
destellos, pequeñas iluminaciones que ayudan a arrancar. Pero después todo es
trabajo, no hay más secreto que eso.
–¿Durante ese proceso,
imaginás un lector? ¿Es alguien definido?
–No, nunca. Cuando
escribo la cosa es sólo entre ese universo y yo.
–¿Qué otras actividades
te inspiran?
–Me gustan las
películas y las series policiales. La lectura es siempre fundamental.
–¿Sentís que tu escritura
evoluciona o se modifica con el tiempo?
–No sé si evoluciona.
Pero seguro que se modifica, claro, todo el tiempo.
–¿Tenés alguna idea
postergada por sentir que te faltan herramientas?
–No.
–¿Cómo es tu experiencia
con los editores y el proceso de publicación?
–En general ha sido
buena. Creo que tuve una sola mala experiencia, pero ya pasó el tiempo y ya no
me interesa ni siquiera evocarla. Tengo la suerte de que mis editores actuales,
Damián Tabarovsky y Ana Laura Perez, sean personas que me caen muy bien, con
quienes tengo una relación de mucho cariño.
–¿Qué es un buen editor?
–Un buen editor es el
que lee tu texto y te dice honestamente lo que piensa. Aunque parezca obvio no
sucede siempre.
–¿Cómo se escribe hoy?
¿Las redes sociales modificaron la manera en que se piensa?
–Ni idea. Yo escribo
bastante poco, como siempre. Nunca fui una escritora prolífica. Cada cosa me
cuesta muchísimo trabajo y tiempo. Creo que lo que me pasa con las redes
sociales sí es que me distraen, pierdo mucho el tiempo, haraganeo mucho en fb…
–¿Con qué criterios
define la crítica cuáles autores son importantes?
–Ni idea. No soy
crítica.
–El último libro que te
haya sorprendido.
–Las carnes se asan
al aire libre, de Oscar Taborda, me encantó.
–Un contemporáneo al que
admires profundamente, en secreto.
–Admiro a muchos pero
no es un secreto.
–Tu top five. Vale todo.
1. Nazareno Cruz y el lobo
2. Flannery O’Connor
3. Las canciones de Leonardo Favio
4. Los guisos
5. Las revistas de la editorial Columba
–¿Cómo es tu relación con
el dinero?
–Muy careta. Tengo
una relación horrible con el dinero, no hablo de dinero, me comporto como si
fuera una especie de noble para quien el dinero es algo sucio, de mala
educación. Odio esa relación, por parecerme impúdico hablar de plata muchas
veces me cagan y trabajo gratis.
–¿Y con el tiempo?
¿Cuánto se resigna para escribir, digamos, “profesionalmente”?
–No siento que
escriba profesionalmente. Como te decía pierdo mucho el tiempo, soy una persona
más bien hedonista, trato de no resignar cosas placenteras por la escritura, no
tengo una relación de sufrimiento con la escritura ni quiero tenerla.
–¿Imaginás cómo te
perciben tus pares? ¿Y el que te lee? ¿Es lo mismo?
–No sé, supongo que a
algunos les caigo mal… pero también me llevo muy bien con muchos escritores y
escritoras y por suerte son los que me gustan. No tengo idea de cómo me
perciben los lectores… supongo que es lo mismo, que a algunos les caeré mal y a
otros bien… una vez me escribió alguien que había leído una de mis novelas para
decirme que era una mierda de texto. Había mucha rabia en ese correo. Bueno, se
ve que a esa persona le provoqué eso, una rabia absoluta.
–¿Qué te angustia?
–Me angustia mi falta
de perseverancia.
–El mejor consejo que te
dieron.
–No sé, no recuerdo
ninguno. No me gustan los consejos así que si me dieron alguna vez alguno bueno
seguro que hice lo contrario, de porfiada nomás/////.
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SELVA
ALMADA
Nació en
Entre Ríos, en 1973. Es la autora de El
desapego es nuestra manera de querernos (2015), Chicas muertas (2014), Ladrilleros
(2013), El viento que arrasa (2012),
entre otros. Su obra está traducida al francés, el alemán, el portugués, el
holandés y el turco.
Estoy
escribiendo un libro de crónicas a partir del rodaje de una película; y aspiro
a terminar una novela que tengo empezada hace un tiempo largo.
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