-La última mentira que dijiste.
-No sé si fue que
creo en Dios o que no creo en Dios.
-¿Cómo llegás al momento de sentarte a escribir? ¿Algún
ritual u obsesión?
-Mi mejor momento es
por la mañana. Necesito estar aislado. Por lo general necesito tomar mate
mientras escribo. A veces escucho Jimi Hendrix al palo pero casi nunca escucho
música. Mientras pienso, antes de sentarme o entre párrafo y párrafo, a veces
camino alrededor del departamento y hago rebotar una pelota de tenis. Puedo escribir en un bar, a mano, si el
bullicio a mi alrededor no se condensa en una conversación.
-¿Golpes de inspiración o trabajo constante?
-La inspiración y
el trabajo son a la escritura como el espacio-tiempo es al universo. Están entrelazados
de tal forma que la escritura es una con ambos.
El primer impulso,
la primera idea, surge de manera espontánea, como un fogonazo. Después jugamos
un juego de seducción. Ahora no te doy bola, vení solita a mí, ahora te busco y
te trabajo. A toda hora, en cualquier lugar. Después planifico, nos casamos,
hago una escaleta de todo lo que va a ocurrir de principio a final. Claro que
le puedo ser infiel con otra en el camino, pero siempre vuelvo. Nunca me siento
a escribir sin esto. No existe el temor a la página en blanco porque nunca la
encaro sin algo ya que decirle. Por supuesto que después en el camino las cosas
cambian, te sorprenden, te transforman, se improvisan, porque como con las
personas, nunca llegás a conocerlas del todo.
-¿Durante ese proceso, imaginás un lector? ¿Es alguien
definido?
-En todo caso el
lector imaginario sería una criatura lovecraftniana informe y de múltiples
rostros. Se me ocurre que imaginar un lector, sea o no alguien definido, es
escribir ficción para otra ficción.
-¿Qué otras actividades te inspiran?
-Leer literatura, mitología,
historia, periodismo, filosofía, chismes. Ver películas y series. Conocer
gente. Vivir. Todo me inspira si me encuentra abierto.
-¿Sentís que tu escritura evoluciona o se modifica con el
tiempo?
-Por suerte sí.
Digo por suerte porque eso significa que está viva. Busco que así sea. Me
aburriría escribir siempre igual, comprobar una fórmula y explotarla. Me gusta
el riesgo. Además me gusta buscarle a cada historia una forma de contarla que
sea para ella sola. Escribir es un viaje y disfruto conocer lugares nuevos.
-¿Tenés alguna idea postergada por sentir que te faltan
herramientas?
-Tengo una novela
pendiente para la que necesitaría construir ciertos tests psicológicos que me
exceden.
-¿Cómo es tu experiencia con los editores y el proceso de
publicación?
-Sin grandes
sobresaltos y con aportes interesantes.
-¿Qué es un buen editor?
-Un buen editor es
una criatura paradójica. Distante y comprometida. Temeraria y prudente.
-¿Cómo se escribe hoy? ¿Las redes sociales modificaron la
manera en que se piensa?
-A Christian
Broemmel le gusta tu pregunta.
¿Con qué criterios define la crítica cuáles autores son
importantes?
-No existe la crítica. A lo sumo es un monstruo de
mil cabezas, peleadas entre sí. Existen críticos y grupos de críticos con
posiciones tomadas e intereses propios que alimentan su opinión. Algunos imponen
su deber ser creyéndose importantes, pensando que esa importancia suya es un
alimento sagrado que le pueden transmitir a los escritores que se circunscriben
dentro de sus gustos o propósitos. Estos críticos son el triunfo de la
debilidad, un mecanismo capitalista; son a la literatura lo que los alambres al
campo: junta ganado. Prefiero los críticos que le saben ver al caballo lo
salvaje; y lo aceptan, y lo alientan. Y los críticos humildes aunque seguros de
sí mismos. Nunca le creo a nadie que me hable desde un deber ser de la
literatura.
-El último libro que te haya sorprendido.
-Gracias de Pablo Katchadjian, y Las
redes invisibles, de Sebastián Robles. La Odisea nunca deja de
sorprenderme.
-Un contemporáneo al que admires profundamente, en
secreto.
-Tengo un problema
con los ídolos. A este le arrancaría un brazo, de este otro me quedaría con la
cabeza, de aquel me llevo un pie.
-Tu top five. Vale todo.
-No necesariamente
en orden:
Los mitos griegos
/ la Odisea / el Tao Te Ching / el I Ching / las Odas y Epístolas de Horacio /
el Walden, de Thoreau / El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad /
Apocalypse Now, de Francis Ford Coppola / Aguirre, la ira de Dios, de Werner
Herzog / Los subterráneos, de Jack Kerouac / Ubik, de Philip K. Dick /
Ficciones, de Jorge Luis Borges / El llano en llamas, de Juan Rulfo / Solaris,
de Stanislav Lem / Las ciudades invisibles, de Italo Calvino / la pintura de
Caspar David Friedrich / los blues / el fútbol / etc.
-¿Cómo es tu relación con el dinero?
-El
dinero es una mujer posesiva. Una mujer a la cual no amo pero con la cual
convivo. Trato de entrar lo menos posible en su juego.
-¿Y con el tiempo? ¿Cuánto se resigna para escribir,
digamos, “profesionalmente”?
-El arte mira con
justa desconfianza a la profesión. Eso por un lado. Por el otro, cuando yo
trabajaba freelance tenía mucho tiempo para escribir y sin embargo no creo
haberlo aprovechado bien. Ahora trabajo todo el día fijo en un lugar y escribo
casi todas las mañanas antes de empezar.
-¿Imaginás cómo te perciben tus pares? ¿Y el que te lee?
¿Es lo mismo?
-Prefiero imaginar
cómo se perciben a ellos mismos, eso le aporta más a mi escritura.
-¿Qué te angustia?
-No poder dedicarle
más tiempo a la escritura, no poder vivir de escribir lo que me gusta, no poder
leer todo lo que quisiera.
-El mejor consejo que te dieron.
-Me lo dio Horacio
en el Siglo I, y dice algo así como: Al escribir sé juguetón como un sátiro e
industrioso como un cíclope/////.
CHRISTIAN
BROEMMEL
Nació en 1972, en Buenos Aires. Es escritor y
realizador audiovisual.
Publicó el libro de cuentos Luz negra (Pánico el pánico 2011).
Publicó cuentos en las antologías El amor y otros cuentos (Random House
Mondadori 2011), Karaoke (Textos
Intrusos 2012), Escribir después (Ed.
Outsider 2012) y Nunca menos - Covers de
la literatura argentina (Pánico el pánico 2013).
Es el editor de la sección de reseñas de la Revista No Retornable.
Es co-organizador del ciclo de lecturas y
música No lo intenten en sus casas.
Colaboró con publicaciones en las revistas La Única (crónicas), Kundra (literatura) y Próxima (ciencia ficción).
Tiene una novela escrita a cuatro manos con
C. Castagna y una nouvelle próximas a publicar.
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